EDUARDO KINGMAN
Eduardo Kingman nació en Loja el 3 de febrero de 1913. Fue hijo de un médico norteamericano que trabajaba en las minas de Portovelo y de la lojana Rosa Riofrío. Desde muy joven vivió en Guayaquil con su madre y hermanos, luego viajó a Quito para inscribirse y estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Muere en 1997.
Sus estudios primarios los realizó en la escuela anexa del normal Juan Montalvo, posteriormente estudiaría durante un año en el Colegio Nacional Mejía. Pero la atracción por el arte era cada vez más fuerte, hasta que en 1928 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Quito donde tuvo por maestro al afamado artista Víctor Mideros. Pronto adquirió merecida fama e internacionalmente fue conocido como “El Pintor de las Manos”, pues estas fueron motivo de inspiración de muchas de sus mejores obras, con las que marcó una época notable de su carrera. Tuvo también una etapa dedicada a la ecología y los desnudos.
Sus numerosas exposiciones fueron presentadas en todas las ciudades del Ecuador y las principales de América, Europa y la Unión Soviética, donde su obra fue muy aplaudida y mereció los mejores comentarios. Según el escritor Juan Cueva, la obra de Kingman es el legado más significativo del realismo social en su vertiente indigenista. Más allá de su sensibilidad frente a la suerte de los condenados de la tierra, desde el punto de vista estrictamente pictórico; sus cuadros están resueltos con maestría, entre un dibujo cabal y firme y una cromática rotunda, agresiva, llena de personalidad.
Connotado pintor, dibujante, grabador y muralista Lojano, Kingman es considerado uno de los maestros del expresionismo ecuatoriano. En sus cuadros impregnó el realismo social gracias a sus ideas políticas, ligadas al tema del dolor, la explotación y la segregación indígena. Las grandes y poderosas manos de sus personajes, fueron el símbolo de la fuerza y resistencia milenaria de los pueblos indígenas de América.
Sus estudios primarios los realizó en la escuela anexa del normal Juan Montalvo, posteriormente estudiaría durante un año en el Colegio Nacional Mejía. Pero la atracción por el arte era cada vez más fuerte, hasta que en 1928 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Quito donde tuvo por maestro al afamado artista Víctor Mideros. Pronto adquirió merecida fama e internacionalmente fue conocido como “El Pintor de las Manos”, pues estas fueron motivo de inspiración de muchas de sus mejores obras, con las que marcó una época notable de su carrera. Tuvo también una etapa dedicada a la ecología y los desnudos.
Sus numerosas exposiciones fueron presentadas en todas las ciudades del Ecuador y las principales de América, Europa y la Unión Soviética, donde su obra fue muy aplaudida y mereció los mejores comentarios. Según el escritor Juan Cueva, la obra de Kingman es el legado más significativo del realismo social en su vertiente indigenista. Más allá de su sensibilidad frente a la suerte de los condenados de la tierra, desde el punto de vista estrictamente pictórico; sus cuadros están resueltos con maestría, entre un dibujo cabal y firme y una cromática rotunda, agresiva, llena de personalidad.
Connotado pintor, dibujante, grabador y muralista Lojano, Kingman es considerado uno de los maestros del expresionismo ecuatoriano. En sus cuadros impregnó el realismo social gracias a sus ideas políticas, ligadas al tema del dolor, la explotación y la segregación indígena. Las grandes y poderosas manos de sus personajes, fueron el símbolo de la fuerza y resistencia milenaria de los pueblos indígenas de América.
Algo de su obra:
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